La hidratación es una de las necesidades fundamentales de la piel. Existen factores en la vida diaria que reducen su capacidad para retener agua. Esto también ocurre después de tratamientos de medicina estética que provocan una alteración temporal de la piel para lograr un beneficio estético.

Restaurar la hidratación debe formar parte del cuidado diario, y se puede hacer de varias maneras. Nosotros elegimos una combinación de aceites y extractos botánicos de la mejor calidad, ricos en nutrientes como vitaminas A, E, D, ácido oleico, ácido linoleico y minerales. Solo los mejores ingredientes, combinados de forma original, pueden aportar a la piel lo que realmente necesita.

Existen dos formas principales de hidratar la piel:
1. Reduciendo la evaporación del agua naturalmente presente en la piel.
2. “Captando” agua de la humedad del ambiente.

Para evitar la evaporación, se deben usar productos nutritivos ricos en lípidos (las llamadas “grasas buenas”). Para atraer agua del ambiente, se utilizan ingredientes como el ácido hialurónico, que actúan como una esponja gracias a su afinidad con el agua, reteniéndola y manteniéndola en la piel.

Nutrir la piel seca significa reponer las grasas perdidas; hidratarla significa devolverle el agua. Ambos factores están directamente relacionados con la elasticidad cutánea. Cuando se restaura ese equilibrio, la piel se vuelve más flexible y las pequeñas arrugas se notan menos.

El daño solar puede causar la degradación del colágeno y la elastina, así como daños en el ADN de la piel. Las células dañadas no pueden cumplir adecuadamente su función. Afortunadamente, el uso de productos antiedad adecuados ayuda a que la piel se mantenga joven y conserve su mejor aspecto.